Gretel, la niña de 10 años que pasea en bici con su abuelita

Imagina que tu abuelita te invita a pasear en bicicleta un viernes por la tarde con un grupo de adultos. Tienes 10 años y a lo mejor no te dijo que al menos ibas a pedalear 13 kilómetros en el recorrido, más 5 kilómetros de la casa al punto de reunión y otros 5 kilómetros de regreso. Tal vez no me creas y digas que los niños ya no salen a las calles y menos con sus abuelitos y que es impensable que un morrito se aviente 23 kilómetro de una sentada. Pero es la verdad. La niña se llama Gretel, tiene 10 años y cursa el 5° de primaria.

No es la primera vez que Gretel anda por las calles de Saltillo con un grupo de adultos mayores y jóvenes para pasear y disfrutar la ciudad cuando el sol cae y la noche se yergue con un vientecito fresco. Empezó a los cuatro años, sin pedalear, pero ahí iba, en un copiloto, y luego ella aprendió a rodar utilizando una bici con llantitas auxiliares que dejó sin avisar, solo una tarde agarró la bici de una prima y se lanzó, ella sola, sin perder el equilibrio.

Entonces apareció una de esas conexiones trascendentales que no explican el sentido de la vida pero la hacen más placentera, como el hecho de que a Gretel se le faciliten las Matemáticas y sean su materia favorita en la escuela: no importa si se caía o si se cansaba, ella seguía y la bicicleta se volvió en su forma de disfrutar la ciudad, su familia, su cuadra, de explorar su espíritu de competencia, de no darse por vencida.

“Lo que más me gusta de andar en bici es estar al aire libre”, dice Gretel. “Es muy divertido, aparte haces ejercicio. Uso la bici para contaminar menos el medioambiente”.

Gretel ha tenido tres bicicletas, y ya necesita otra porque la que que usa actualmente, una de montaña y cuadro amarillo, ya le queda chica. Sueña con un equipo nuevo antes que un carro porque cuando sale a rodar con su abuelita y con el grupo ciclista, “lo que me da más miedo es pasar cerca de los carros”.

Las bicicletas que Gretel dejó de utilizar ya las usan otras niñas de su familia. Como si entre todas se contagiaran ese placer indescriptible que es pedalear y quisieran compartirlo para que más personas lo disfruten. Gretel pedalea, canta, pinta, baila, estudia y se divierte. Y recomienda trabajar en el equilibrio porque es lo que se necesita para andar en bici, y para continuar rodando por esta vida.

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