Si me caí, es porque estaba caminando.
Y caminar vale la pena, aunque te caigas».
Eduardo Galeano.
Sigo caminando a mis destinos. Con sombrero y botella en mano, pues en Saltillo tomar el camión no siempre es opción.
Caminar se ha convertido en una de mis actividades favoritas, es un acto sencillo, y toda ciudad debería permitir a sus ciudadanos caminar de un lugar a otro de manera ininterrumpida y de forma segura en la calle.
Lamentablemente, el colapso de las rutas de transporte, las pequeñas banquetas o en algunos casos inexistentes, vecinos que se apoderan de las calles, coches mal estacionados y otros obstáculos impiden que la caminabilidad en las calles de Saltillo sea insana.
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