Un viaje al absurdo, con Barry Wolfryd en Torreón

Fuimos a la exposición ‘La fragilidad del absurdo’, del artista estadounidense Barry Wolfryd, en el Museo Arocena de Torreón, y fue como un paseo juguetón y rebelde a través de pinturas y esculturas con gran técnica e historias ocultas

Fotos: Merith Beltrán y Nazul Aramayo

El arte nos revela sentidos ocultos. Quizá suene algo místico o sociológico: la experiencia de ver en el museo una pierna de vidrio sobre un cojín de terciopelo como si se tratara de una reliquia sagrada, de la piernita incorrupta y traslúcida de algún mártir, con una venilla roja todavía o la pintura de Mickey Mouse tatuado tirando barrio sobre el campo holandés. Es el juego rebelde del estadounidense Barry Wolfryd (Los Ángeles, 1952) donde el absurdo desentraña el misterio.

“La fragilidad del absurdo” es una exposición de pinturas y esculturas de vidrio de Murano, Italia, producidas en Berengo Estudio, que abordan discursos sobre la sexualidad, crítica al capitalismo, reflexiones sobre la inteligencia artificial, que “a partir de esta visión conjunta, este tránsito entre México y Estados Unidos, crea poderosísimas imágenes”, explicó Sergio Garza Orellana, nuestro guía y curador del Museo Arocena, en Torreón, Coahuila.

Pisando la tradición

La imagen más emblemática de la exposición es una pintura de Mickey Mouse tatuado a la manera de los mara salvatruchas pisando un molino de viento típico de Holanda, lo que podría aludir a una mezcla de cultura popular y capitalismo norteamericanos sobreponiéndose a otras tradiciones.

Los cuadros de Barry Wolfryd nos van a mostrar diversas imágenes de la cultura de masas norteamericana que se van deconstruyendo sobre otros elementos, como la cultura mexicana y sobre todo la violencia de alto impacto que nos tocó vivir en nuestro país.

El resultado es “una superposición de elementos que podría parecer absurda en un primer momento, pero que nos va a revelar sentidos ocultos en cada una de estas piezas”, explicó el curador Sergio Garza Orellana.

Épale, mi piernita

Otra sección de la expo consta de esculturas de vidrio que lo mismo juegan con elementos pop, fantásticos, delirantes y terribles, como con una técnica de gran nivel. Por ejemplo, la piernita entaconada llamada “Reliquia”, la cabeza de un rinoceronte sobre un plato y dos cubiertos, un torso transparente de mujer con parches de colores, un pajarillo sobre un cono, entre otros. 

“Lo que nos comentaba es que el origen de esta pieza es ver lo absurdo, más allá de tenerla aquí en el museo, de lo absurdo que puede ser una noticia con la que él se encontró de un hombre que estaba en el desierto en el norte de México y se encontró una pierna de una mujer. Nos hace clara referencia a feminicidios”, apuntó Sergio Garza.

Más allá del absurdo

Siempre rebelde y juguetón, Barry Wolfryd aborda temas relacionados con la guerra, la destrucción y la inteligencia artificial, con la imagen de un robot de juguete que de pronto cobra consciencia y se pregunta por sí mismo y la realidad. El resultado oscila entre darse placer o darse la muerte.

“Más allá de lo absurdo que puedan parecer estas piezas, lo absurdo son las narrativas contemporáneas que nos llevan a este tipo de experiencias, y que este tipo de piezas pretenden deconstruir, señalizar y decirnos que la verdadera fragilidad del mundo no está en el vidrio sino en las narrativas que hemos construido como humanidad y que debemos derribar”, reflexionó el curador Sergio Garza Orellana.

“La fragilidad del absurdo, de Barry Wolfryd, fue la exposición más exitosa en la historia del Museo Arocena en el día de su inauguración, ya que asistieron más de mil personas. Si están en Torreón, todavía pueden ver las obras de Barry, que estarán en la sala temporal del museo hasta el 1 de octubre de este año. Además pueden aprovechar para ver otras exposiciones temporales y la colección Arocena.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *