Hermosa experiencia, rodar a tu lado; un baile con la Banda MS en Saltillo

Tengo un vacío que avanza cuando no me muevo. Si me piden ir a los terrenos de la Feria de Saltillo para cubrir el baile de la Banda MS, voy pedaleando para alimentar este loco corazón que crece de manera salvaje. “Hermosa experiencia”, cantarían los vocalistas Alan Ramírez y Walo Silvas, cuando el cuerpo impulsa dos ruedas y en medio del barullo urbano surge un ínfimo silencio para que la vida entone su canción.

El aliento metálico de la Banda MS es un latigazo para levantarse, cantar y bailar, para recordar el dolor, para avivar al demonio, para echarle sal a la herida, para sufrir el enamoramiento arrebatado, para calarle y entregar el corazón, para abrazar como si fuera la primera vez, para tomar y persignarse porque los dioses no sobrevivieron.

Qué importa si es la tuba la que marca el ritmo. O si son las piernas sobre los pedales. La vida es movimiento. La banda sinaloense ruge. El corazón de 45 mil saltillenses palpita con las baladas y el tamborazo, y los que van acompañados, se aferran al cuerpo amado, como si fuera el último refugio bajo el chipichipi de la fresca noche de otoño.

Afuera, la música se desvanece, y no alcanza a cubrir a los cientos de automóviles estacionados en la calle, sobre el camellón y la ciclovía. El hechizo de la música se rompe cuando choca con la ferocidad de los coches y tráileres que avanzan a más de 90 kilómetros por hora sobre el bulevar Fundadores, al oriente de Saltillo.

Para quienes nos movemos en bici, la Feria de Saltillo y el Centro de Gobierno de Coahuila, por donde pasa la ciclovía, carece de estacionamientos para bicicletas, pero no sufrimos el tráfico que este lunes se empezó a embrutecer desde las 18:00 horas en las laterales de Fundadores y el bulevar Centenario de Torreón. Aunque el vacío disminuye dentro de mí, surge una satisfacción desolada cuando un BMW usa la ciclovía para rebasar por la derecha y regresa a su carril unos metros antes de arrollarme, y luego una camioneta y luego un taxi. Pero la hermosa experiencia no se mancha.

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