Ingenieros necios que acusáis al peatón sin razón…

Este post es una carta de amor a los caminos del deseo peatonal; a aquellos que ayudé a crear y a los que me he encontrado vagando por muchas ciudades.

Uno de mis conceptos favoritos en urbanismo es el de los caminos del deseo peatonal o líneas de deseo peatonal (desire paths or lines); caminos “informales” que los peatones crean para poder llegar de un punto a otro de manera más eficiente o para evitar algunos otros elementos. Me encanta ir caminando por la ciudad, encontrarme un camino de deseo peatonal y buscar por qué existen, qué quieren conectar o qué buscan evitar.

Por ahí me he encontrado muchos, la gran mayoría cerca de una parada de transporte público o en zonas donde no hay banqueta desarrollada, pero debería… y el deseo peatonal ahí persiste. Me gusta analizar estos caminos específicamente porque nos dicen a gritos qué es lo que los peatones necesitan y cómo el diseño urbano no está pensando en la realidad que vivimos a nivel de banqueta.

La gran mayoría de nosotros ha “cortado camino” tomando algún atajo en un parque o lote baldío. Quizá han cruzado la calle a media altura −a pesar de que no existe paso peatonal− y ese recorrido deja una huella en el pasto y el arbusto que adornan al camellón. La repetición y constante uso de estas líneas de deseo peatonal hace que poco a poco se conviertan en un camino informal” que nace de la necesidad de hacer nuestra movilidad peatonal más eficiente.

Pero estos caminos de deseo peatonal también han sido criticados un sinfín de ocasiones. ¿Por qué los peatones para quienes se diseña la zona no se comportan exactamente como los ingenieros o diseñadores urbanos quieren? Qué necios los peatones que insisten en arriesgarse a cruzar a mitad de calle, ¿qué no ven que les diseñamos un puente (anti)peatonal a 900 metros?

Incluso en la bicicleta creamos caminos del deseo ciclista cuando no existen zonas o vías delimitadas para nosotros. Los caminos del deseo peatonal (y ciclista) demuestran que el comportamiento humano en las zonas urbanas es intuitivo y busca ser eficiente; se contrapone a los diseños rígidos y mal planeados que buscan dar prioridades a los desplazamientos en automóviles.

Existen muchos factores que contribuyen a la creación de las líneas de deseo; desde el diseño urbano que privilegia al coche, ingenieros y diseñadores que tienen visión de conductor, y hasta arquitectura y entornos urbanos hostiles. En medio de todo esto, los caminos de deseo peatonal son un acto político cotidiano, uno que muchas personas ni siquiera registren en su caminar, pero que existe y resiste.

2 thoughts on “Ingenieros necios que acusáis al peatón sin razón…”

  1. Excelente artículo Diana Infante, hace algunos años te conocí, cuando era presidente del colegio de Ingenieros civiles. Y me sorprendí que una jovencita tratara temas de movilidad, principalmente del peatón. Ahora te encuentro participado ruedas rebeldes. Toda mi admiración, seguramente motivas a más jóvenes y que bueno, porque el planeta es y será la casa de ustedes y las generaciones futuras y debemos cuidarla y respetarla. No hay mejor manera de educar, que con el ejemplo. Enhorabuena!

  2. Claro que lo recuerdo Ing. Héctor! Qué gusto saber que lee un poco de mi trabajo. Aprecio muchísimo sus comentarios, un abrazo

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